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El dilema de la pancreatitis Particularidades de ésta afección en el gato |
Lucifer Sam, de Pink Floyd
Algunos artistas han dejado en su obra las huellas de la seducción y el misterio que envuelve a los gatos. Pablo Neruda dice del gato en su Oda: Ser completo y orgulloso, no pretende ser más que lo que es: pequeño Emperador sin orbe, conquistador sin patria, mínimo tigre de salón. Desconfiado de todo lo terrestre, todo es inmundo para el inmaculado pie del gato y termina contando todo lo que él mismo sabe y comprende del mundo y confiesa al final ”pero no puedo descifrar a un gato.” Disfrútela completa aquí Algo similar ocurre cuando un gato tiene una inflamación del páncreas, que si involucra gran parte del mismo, puede presentar signos más claros y uno la tendrá enseguida en cuenta, pero la mayoría de las veces ocurre que los síntomas son mínimos (sólo un tercio tiene vómitos y tan sólo u 25% presentan dolor abdominal), los exámenes de laboratorio son inconcluyentes, las imágenes del ultrasonido(ecografía) pueden no mostrarlo y el páncreas sufre en silencio. Los únicos síntomas pueden ser la depresión, el gato dejó de comer o lo hace caprichosamente y hasta ha dejado de tomar agua y se deja morir. Si el gato sano es un misterio indescifrable como decía Neruda, la pancreatitis felina lo es más para desafiar nuestras capacidades y entendimiento. En ocasiones se presenta una tríada digestiva inespecífica que afecta de manera difusa al duodeno, páncreas e hígado que hace más difícil determinar cuál fue el problema que surgió primero. Si en la lista del Dr. House se encuentran siempre enfermedades raras como la Sarcoidosis y el Lupus, en la nuestra está siempre la maliciosa pancreatitis felina acechando furtivamente.
Pablo Butler
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