Lover's Prayers- Otis Redding

El entorno natural de un perro, no es el de un cubículo de piso duro con muebles y encierro asegurado en horario de oficina.
Algunos se adaptan a nuestras condiciones de humana prolijidad, orden y horarios, pero para los que no lo hacen, la alternativa son las caminatas con el dueño o paseador con manada sustituta y los juguetes de entretenimiento para disminuir su destructividad en casa.
Hay comportamientos individuales que en la manada animal estarían prohibidos, la excitación constante es uno de ellos. Algunos perros ansiosos y excitables, que no queman suficiente energía durante el día pueden volverse destructivos.
 
Las caminatas son buenas por donde se las mire:
1. Lo sacan de su encierro y le distraen.
2.  Socializan con sus congéneres y le enseñan a comportarse en una manada.
3. Al hacer ejercicio el perro vuelve cansado, además de los beneficios del combate al sobrepeso y el fortalecimiento de su salud.

Los hay con relleno, de vinilo, de goma, de cuerda, con chifle o sin él, de tamaño variado y para cada tipo de boca, de la misma forma que un bulón se ajusta por su rosca a una tuerca, siempre hay uno para cada necesidad.
Pelotas más duras o más blandas, mudas o con sonido y hasta pelotas que ríen, huecas o macizas y dispensadoras de bocados pequeños.
Los dentales o mordillos y los masajeadores de encías para el cambio de dientes, los interactivos, los graciosos peluches, con mordillo, con cuerda y hasta los reforzados con triple costura de super hilo de nylon y tela Oxford para balística.
Las cuerdas con nudos, las más angostas y las gruesas como de barco, con vinilo, con pelota, con manija y las boleadoras.
Y por último para aquellos imposibles, esos a los que nada les dura es decir, para los demonios de Tasmania: los huesos de dinosaurio y los casi indestructibles.

Cuando un peluche, cuerda o mordillo alcanza un grado de deterioro tal, que el perro puede tragarse alguna parte, quíteselo por su seguridad.
Así como un juego de niño tiene un cartel de advertencia sobre los riesgos que implica la posible ingestión de sus piezas pequeñas, debe pensar en un riesgo similar con los perros y sus juguetes. Vigile el juego de su perro con esos objetos que le damos para su entretenimiento.
Los juguetes inofensivos no existen.

Manuel Figueroa y Pablo Butler