Igual a uno de esos homicidas de las películas de asesinos seriales, un delincuente escurridizo que la policía no puede atrapar, uno de esos bien malos que ya está ideando su próximo golpe; así puede uno representarse al virus de la llamada “Joven edad”. Con apodos múltiples para escapar de quienes lo persiguen, es una de las enfermedades más perniciosas de las que afectan a los perros. Enfermedad del cachorro, Moquillo canino, Distemper y Enfermedad de Carré, son distintos nombres por los que se la conoce y afecta a varios aparatos y sistemas del organismo debilitando al afectado día a día. Piense en una gripe fuerte con fiebre que va y viene, con flemas y moco por la nariz y dificultad respiratoria porque los pulmones se inflaman con bacterias que complican el cuadro. El malestar general por esa fiebre hace que el animal no coma bien, a lo que pueden sumarse vómitos y diarreas episódicas. Éste virus afecta además al sistema nervioso con formas clínicas varias que van desde una parálisis como la de la Poliomielitis humana, tics nerviosos en la cara o en algún miembro y hasta convulsiones epilépticas que aparecen cada cierto tiempo y que pueden quedar como secuela. Puede también dañar el esmalte de los dientes y como es una enfermedad inmunodepresora, le abre las puertas de las defensas para que otros microorganismos o parásitos trabajen con ella. Se la ha visto en ocasiones asociada a la Toxoplasmosis. Puede afectar a los cachorros, individuos adultos y a perros viejitos, pero es más grave en la primera categoría.
Preparar nutricional y sanitariamente a la madre, antes que lo sea y a los cachorros, es la primer medida de cuidado para afrontar a ésta enfermedad. Un pensador del siglo XIX proponía allá por el 1888, partir en dos la historia de la humanidad en esa fecha y una técnica que desarrolló Pasteur y sus colaboradores en esos años sigue siendo la clave hoy para mantener controlados a éstos malvados microscópicos malhechores; hablamos del plan de vacunación, claro. Es un despropósito que con todos los avances tecnológicos de estos tiempos haya quienes hagan jugar una mala apuesta de salud a sus animales, dejándolos sin ésta protección.
No sabemos si los virus que no menciona el escritor del Génesis iban también en pareja en el Arca, porque los virus no tienen sexo, pero es seguro que sobrevivieron al universal diluvio o Noé no vacunaba a sus perros.
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