CONCEPTO CLAVE:  NO COMPRE ALIMENTO SUELTO PARA SU PERRO O GATO. LO QUE GANA EN ECONOMÍA LO PIERDE EN INCREMENTO DE RIESGO DE PROBLEMAS PARA SUS MASCOTAS E INDIRECTAMENTE ESTÁ APOYANDO A COMERCIOS QUE MANEJAN LA NUTRICIÓN  DE SUS PACIENTES CON PRÁCTICAS DE FERIANTE Y NO DE PROFESIONALES DE LA SALUD.


Aunque sabemos que la venta de alimento suelto es una práctica que aún muchos comercios veterinarios la realizan, es algo que deberíamos desterrar de nuestras clínicas y dejársela para los almacenes de barrio que no cuentan con el asesoramiento y criterio médico, porque no lo necesitan para su funcionamiento.

Creemos que solo se ve justificada por la supervivencia del comercio, pero no por eso pasa a ser una acción saludable y profesional. Aquí van algunos de los puntos que deberíamos tener en cuenta para dejar de hacerla teniendo como objetivo la salud del consumidor, es decir, la de nuestro pacientes.

La calidad del fraccionado depende de su origen y como no hay garantías de procedencia cuando se trata de alimento suelto, se podría especular en algunos casos con lo siguiente:

1) Bolsas rotas por mal manejo del transporte o de la estivacion en los sucesivos vehículos y depósitos por los que transita la ración incluyendo el mismo comercio expendedor. (Compro barato, mejor imposible) 
2) Bolsas rotas en depósito por acción de roedores con la consiguiente posibilidad de ser el alimento el vehículo de enfermedades por ellos transmitidas. (¿Quién se va a enterar?) 
3) Bolsas de mercadería vencida y colocarlas de igual manera por esta vía.(Nunca pierdo, el cliente no se entera y me saco el clavo) 
4) Posibilidad de contaminación del fraccionado vendido de bolsas rotas con polvos de barrido. (El polvillo no se ve) 
5) Imposibilidad de saber si lo que compra se corresponde con el envase original, o dicho de otra forma: adulteración de la ración. (Jamás! ) 
6) Incierta calidad nutricional del alimento por falta de fecha de caducidad y pérdida gradual de suplementos vitaminicos entre otros ingredientes fácilmente deteriorables. (Para eso justamente tengo los complementos vitaminicos) 
7) Imposibilidad de reclamos frente a problemas. (No tengo dramas, con una bolsa de regalo arreglo un reclamo) 
8) Sobrecrecimiento de ácaros del polvo doméstico y ácaros del alimento en el comercio donde se fracciona y donde se vende y en la casa donde se lo suministra y por lo tanto fuente de alergenos para los individuos predispuestos. (Más consultas de piel, más entradas a la clínica, ¿qué más quiero?) 
9) Mayor posibilidad de oxidación y enranciamiento de las grasas que el alimento contiene. ("¿No come ėste? Cambie de marca. Llévese este otro que le va a gustar") 
10) Posibilidad de desarrollo de hongos por humedecimiento ambiental de la mercadería y en consecuencia desarrollo de toxinas.(Qué raro! Se puso verde!) 
11) Implicaciones reglamentarias de ésta práctica. ¿No debería el MGAP, con los aportes que hacemos las clínicas habilitadas, controlar a los vendedores de alimento suelto?¿No constituye además de una desprolijidad, una competencia desleal con las clínicas que no lo hacen? (A mi no me controlan) 
12) ¿No hay una cuota de responsabilidad de las Empresas de venta de alimento, que dejan hacer y  que le siguen vendiendo a quienes fraccionan? (Ellos no hacen distinción entre clientes. Ellos venden y yo les pago. Los dos ganamos)
13) Mayores chances de desarrollo de dermatosis por alimento genérico. (Uno más para atender!)El dueño del perro que elige únicamente por economía en la mayoría de los casos ignora estos puntos.
14) El fraccionamiento tira a la basura el trabajo de envasado y buen empaque y presentación del producto con sus características exigidas y detalladas correspondientes y el que decide este tipo de venta al menudeo las ignora por completo. (¿Qué me importa el Marketing y los adornos en el paquete? Yo vendo el contenido.)
15) ¿Se lleva el cliente una buena impresión de nuestro trabajo? (Nadie me dijo nada)

Sino queda claro para quien lee los puntos, aclaramos que entre paréntesis se encuentra lo que bien podría estar pensando quien le vende el fraccionado, si es que usted compra ración de ésta manera.

Este artículo que cuestiona esta práctica no recomendable, pretende poner el tema en el debate para la acción de las partes involucradas y que no sigan las mismas, en un estado de inercia complaciente.
¿No merece además el cliente un respeto mayor? 

Manuel Figueroa y Pablo Butler