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El ingenioso Horacio Quiroga creó aquel relato de la esposa que muere a consecuencia de una anemia inexplicable y la causa es revelada al final del cuento para horror de los personajes y del lector desprevenido. Sin llegar a extremos tan dramáticos, podemos imaginar al Ancylostoma, éste parásito que afecta a los pequeños animales, como una delgada lombriz que perfora la mucosa del intestino y succiona sangre, se libera del intestino y vuelve a prenderse. Tiene un poco más de un centímetro de largo. Se le conoce también como gusano garfio por las características de su boca, porque a manera de dientes, tiene unas láminas cortantes que laceran la pared del tubo digestivo del perro y gracias a unos jugos especiales anticoagulantes, se alimenta cómodamente.
Otra de sus cualidades es que sus larvas libres en el medio ambiente, es decir, en la calle, plazas y parques, pueden atravesar la piel del perro y la del ser humano, produciendo lesiones inflamatorias localizadas que funcionan como puerta de acceso al organismo.
Las formas adultas del Ancylostoma, cuando las hay en cantidades suficientes, producen diarreas y grados variables de anemia entre otros síntomas, que serán más o menos severos dependiendo del número que agrede de forma simultánea al huésped.
Los huevos de éste parásito así como de otros que viven en el intestino del perro y del gato, pueden descubrirse con un examen de materia fecal.
El almohadón de plumas
Más blanca que pálida de Procol Harum. Así queda el perro o gato que es afectado por el Ancylostoma, con una anemia de la que debe recuperarse.
Versión con filarmónica
Manuel Figueroa y Pablo Butler